EL RESUGIR DE LOS DIOSES
Quien no asume un riesgo nunca ganará una partida. ( G.M. P. Keres)
Los Dioses griegos están en guerra, ya nada pueden hacer para frenar al ejército de los deportes de riesgo, demasiado duro para ellos, demasiado voltaje para sus miles de años.
Amor por el aire
Dice la leyenda que cuatro eran los dioses del viento: Boreas, Noto, Céfiro y Euro. Ellos crearon la descarga de adrenalina, el descontrol del cuerpo y de la mente al servicio del viento, un interminable viaje hacia la aventura. Gracias a ellos tenemos los deportes de riesgo, destinados a los deportistas más extremos, hartos de una rutina de gimnasio o de los deportes de competición sin una energía desbordante.
Entre nuestros interminables pinares y arboledas, Castilla y León reúne unas magnificas condiciones para practicar muchos de estos deportes ‘para locos’ donde la liberación de adrenalina es la principal causa de asistencia entre los primerizos voluntarios.
Sin duda el dios de los dioses es para muchos el puenting, que como muchos de sus seguidores afirman "es un deporte tan bueno que descarga adrenalina sólo con verlo, incluso desde la televisión".
El puenting únicamente vive de una cuerda, la que te amarra al mundo para disfrutar de una sensación única. Para su realización suele ser necesario un certificado médico ya que ante una situación tan intensa se necesita una buena tensión y un ‘corazon de hierro’
Llega el momento, el saltador se prepara amarrado al puente con el arnés de protección, un segundo de rigor para la vacilación pero... ¿Por qué dar vuelta atrás? Sólo se necesita un pequeño impulso y dentro de unos segundos la fuerza de un pájaro le habrá penetrado por todo el cuerpo.
Sin embargo los dioses pretenden una guerra cuerpo a cuerpo, sin cuerda, con más distancia y a su nivel, por eso nació el paracaidismo, una variante muy diferente en contenido, aunque no en resultados. Si con el puenting se lograba rozar la fuerza del pájaro, con este deporte se podrá alcanzar su total libertad.
Mucho valor y mucho coraje son necesarios para emprender un viaje desde la tierra de los dioses hasta nuestro mundo, descender de entre las nubes y vislumbrar el magnifico mundo. Una manera de convertirse en un dios durante 15 minutos y a 13.000 pies de distancia