VIDA Y EMOCIÓN (II)

Necesidad de agua

Se dice que uno de los dioses más poderosos fue Neptuno, dios del mar y por lo tanto de las aguas. Entre todos los deportes Neptuno eligió uno al que aportar su fuerza y bravura para declarar al rafting como un deporte de agua para los más salvajes. Si el paisaje, el agua y la fuerza se juntasen, únicamente sería para manifestarse en ‘rafting’ el deporte de los dioses del agua. Un deporte donde el dios del mar deja su casa para viajar por los afluentes y alabando la vitalidad de los que le retan a una guerra por sus aguas y corrientes. El ejército consta de entre 6 a 8 personas con una única arma, una embarcación con una envergadura de cuatro metros. Cómo aliados Neptuno contrató a los remolinos, cascadas, turbulencias y rápidos, para hacer esta batalla aún más excitante.
Sus miembros se encontrarán con todos estos tipos de barreras que deben superar, mientras observan los maravillosos paisajes desde el corazón del río. Apto para todos los públicos ya que la gran variedad de pendientes que pueden albergar los diferentes ríos están destinadas para todas las edades.

Pero si realmente lo que se quiere es adentrarse en la casa de Neptuno, descubrir un nuevo mundo sumergido y estar tan cerca de la fauna y la flora submarina como sea posible, entonces hay que decidirse por el submarinismo. El deporte más observador y tranquilo por excelencia que permite a los aspirantes a buzos vislumbrar las profundidades oceánicas como nunca y observar todas las sorpresas que nos tiene preparadas el mar.

El submarinismo es uno de los deportes más antiguos del mundo, ya que desde los tiempos más remotos la curiosidad del hombre por conocer lo que nos rodea le llevó a sumergirse únicamente con el aire de sus propios pulmones. En la actualidad innumerables equipos otorgan al ser humano la característica increíble de respirar debajo del agua durante bastante tiempo, todo ello para tomarse con calma el mar y conseguir el sigilo necesario para no alterar la fauna marina.
Nos convertimos por un momento en huéspedes de la vida de Neptuno, la tranquilidad de este mundo poco tiene que ver con la velocidad con la que se vive fuera...